11 DE ABRIL – 10 DE JUNIO
INAUGURACIÓN : VIERNES 11 DE ABRIL, 20,30 HORAS
Darío Basso, Elena Blasco, Bonifacio, Rafael Canogar, José Manuel Ciria, Luis Gordillo, Carmen Laffón, Antón Lamazares, Óscar Manesi, Pablo Márquez, Elena del Rivero, Bernardí Roig, Gerardo Rueda, Gustavo Torner.

Pablo Márquez, "Inocencio X The Joker", 1996 Transferencia, aguafuerte, aguatinta, materico y collage, 104 x 75 cm
Presentamos una selección de grabados de diferentes artistas, realizados en el taller de Grabado de Óscar Manesi (Rosario, Argentina, 1942 – Madrid, 2006), taller instalado en Madrid en la década de los noventa, que desarrolló una intensa labor de edición de obra gráfica hasta mitad de la década de los 2000, habiendo sido uno de los talleres de grabado de referencia en España, por el que desfilaron gran parte de los artistas más relevantes del panorama nacional, así como muchos otros que empezaban a destacar en aquel momento, para realizar sus grabados bajo la atenta dirección técncia y artística de uno de los mayores expertos en esta materia de nuestro país.
Óscar Manesi llegó a Madrid, desde Argentina, en 1976, después de una estancia en Asunción del Paraguay y en Sao Paulo. Con una experiencia ya sólida como grabador en metal, comenzó a trabajar ese mismo año, en Madrid, como jefe de estampación, en los talleres del Grupo 15, con los artistas más vanguardistas de la escena española. Más adelante, después de su continua actividad como creador y estampador, montó su propio taller en un local de la calle Luis de Vélez de Guevara. En 1995 fundó la editorial de obra gráfica que lleva su nombre.
Trabajó con artistas como Carmen Laffón, Manolo Valdés, Antón Lamazares, Elena Blasco, Sigfrido Martín Begué, Manuel Saiz, Juan Ugalde, Lorenzo Mena, Gerardo Rueda, Luis Gordillo, Rafael Canogar, Elena del Rivero, etc.
Trabajador incansable, aparte de su labor como creador, que le valió, entre otros galardones, el primer Premio en la VII Trienal de Polonia 2004, el Premio Nacional de Grabado 1998, la Mención de Honor en el Certamen Nacional de Grabado de Madrid de 1997, el Premio del Salón Internacional de Buenos Aires y el de la Bienal de Ibiza en 1982, merece destacarse su temple individual, su capacidad para comprender la obra de otros artistas y encontrar las soluciones técnicas adecuadas, así como para estimular a los jóvenes, sin dogmas ni normas rígidas, intentando que cada uno de ellos descubriese el propio pulso, el trazo, la imagen que singulariza.
Su empuje, su energía, su ojo crítico y comprensivo, hacían de Óscar Manesi el ejemplo del ser humano que construye una obra y se hace a sí mismo obra de arte, en ese espacio, muchas veces tierra de nadie, en que la ética personal se funde con el compromiso estético.
En la obra gráfica, así como en sus cuadros próximos a la escultura, reveló una necesidad impesiosa por encontrar nuevas vías expresivas, lo que sin duda iba acompañado en ocasiones de la insatisfacción, la inquietud, la pregunta permanente. Y esa experiencia, esa búsqueda, hace que sea reconocido como uno de los renovadores del grabado en España.